PLAN LECTOR 5to
EL GORRIÓN
José Vilca tenía mala suerte. No
encontraba trabajo y hacía tiempo que lo venía buscando por todo Lima. En los
restaurantes le decían que el personal de mozos estaba completo... José Vilca
sabía leer. Así que, una tarde, al pasar frente a una regia mansión, leyó un
cartelito que decía: "Se necesita un hombre para cuidar perros". Iba
a tocar el timbre, pero se desanimó pensando que no lo aceptarían. No estaba en
condiciones para cuidar perros... Cuando llegó de su pueblo tuvo ocupación. Vendía
helados en un depósito rodante. Pero, una mañana, su carretilla fue hecha
pedazos por un auto particular; y no lo destrozó al él porque en ese momento
entregaba el vuelto a un cliente de la acera. Vilca no fue más a la fábrica de
helados; desapareció en el laberinto de la urbe.
¿Por qué diablos vino a Lima? En busca
de porvenir, pues Lima es la meca soñaba de todos... Ya no se preocupaba de
buscar trabajo. Comía las cáscaras frescas de las frutas que encontraba en su
recorrido... Un día intentó asaltar a un niño que vendía frutas. Era un niño, y
se contuvo, un niño serrano pobre como él. "Es la única solución", se
dijo. Su alma era un abismo de debilidad y de sombras... De pronto, en el
ramaje de un árbol, a cuyo tronco estaba recostado, cantó un gorrión, cantó y
cantó. El canto claro del pájaro bajaba del árbol como un chorro de agua a la
fuente seca, llena de polvo, de su alma. José Vilca sonrió... ¡No podía ser!
Los pájaros, felices, inocentes, sólo debían existir en los campos, en los
pueblos, pensaba Vilca. Sin embargo, allí estaba el gorrión cantando oculto en
el ramaje. El canto de ese gorrión era idéntico al de los gorriones de su
tierra..., de aquellos que, cantando, al amanecer, en los nogales y chirimoyos
lo despertaban siempre. Vilca recordó, entonces, su niñez, su hogar, los campos
verdes, la vaca que ordeñaba por las madrugadas, cuya leche espumosa y caliente
le humedecía, al derramarse, las manos. Un rayo de esperanza brilló en sus
ojos. Se dio cuenta de la hermosura del ambiente, de la alegría de los niños
que jugaban a su rededor... Un sudor frío perló su frente. Nubló su vista y se
quedó dormido... Al despertar, José Vilca era otro hombre, y con paso firme se
metió en la urbe.
Luego de leer la lectura,
respondemos:
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1. ¿Qué opinas sobre la primera y última actitud de José Vilca?
2. ¿Qué o quién lo animó a salir adelante y por qué?
3. ¿Cómo actuas ante una situación adversa en tu vida?
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